Aprendió a volar en 1937 en el Yapton
Flying Club cerca de Chichester. Al cabo de su adiestramiento inicial voló 100
horas en solitario con el fin de obtener la licencia comercial B. En mayo de
1938 pasó a desempeñarse en CL Aerial Survey; Volando un Puss Moth, dotado con
una cámara, fotografió distintas áreas de Inglaterra para el Ordnance Survey,
presumo un organismo como el que alguna vez fue nuestro Instituto
Geográfico Militar. Al declararse la guerra fue
transferida al departamento de investigación del citado organismo
Fue convocada en 1940, cuando el Reino Unido, al
cabo de la ignominiosa derrota de Francia, debió apellar a todos sus recursos
humanos para enfrentar, junto con sus dominios, al mejor Ejercito y mejor Fuerza
Aérea de entonces y si la Kriegsmarine no lo era fue porque el almirante
Raeder vio frustrados sus planes de expansión, que hubieran fructificado en
1944, como consecuencia de una errónea apreciación de Hitler al presumir que ni
Francia ni Gran Bretaña reaccionarían ante la invasión de Polonia,
facilitada esta por un sorpresivo Pacto de No Agresión con la Unión Soviética
que, además, se convirtió en suministrador de distintas materias primas,
atenuando de esa manera el bloqueo de su tráfico comercial. Italia, que en
la Gran Guerra fue un aliado, en el año mencionado devino en
un especulativo enemigo que pasó a constituir una potencial amenaza en el
Mediterráneo, situación agravada por la desaparición de las naves francesas de
ese teatro.
La convocatoria a Curtis provenía del
Air Transport Auxiliary (ATA), donde se había decidido acudir a personal
femenino para llevar a cabo esas tareas auxiliares que, en particular,
significaban el traslado de aviones desde las fábricas a los aeródromos
operativos mientras que los hombres pasaban a satisfacer los requerimientos de
la Real Fuerza Aérea (RAF)
En un pequeño grupo inicial de jóvenes mujeres, Lettice Curtis comenzó, en
Hatfield, su adiestramiento en aviones livianos de entrenamiento y transporte.
Rápidamente calificó para volar máquinas más avanzadas tal como el bimotor
Oxford.
Las pilotos del ATA frecuentemente volaban solas
y sin ayuda alguna en cuanto a navegación; dependiendo casi exclusivamente en la
lectura de un mapa en sus misiones.
Hasta la primavera boreal de 1941, una
disposición gubernamental impedía a las mujeres pilotear aviones de combate,
pero en ese verano pasaron a trasladarlos.
Sin otra ayuda adicional que una planilla de
verificación (Checking List) Lettice Curtis trasladó su primer Hurricane
ese verano al que siguieron otros y los más famosos Spitfires.
En septiembre de 1941 los vuelos se extendieron
a aviones más avanzados y Lettice Curtis pronto se graduó en pilotear
bombarderos Blenheim, Hampden y Wellington. En el otoño boreal de 1942 fue
asignada a una base de bombarderos cuatrimotores donde se calificó para volar
los Halifax. El año siguiente estaba calificada para pilotear otros
cuatrimotores incluidas las denominadas fortalezas volantes estadounidenses
B-17. En 1944 fue la primer mujer en entregar un Lancaster.
Cuando, al finalizar la Guerra,,cesó la
actividad de ATA, fue considerada la organización femenina más
experimentada en el traslado de aviones al haberlo hecho con más de 400
bombarderos pesados, 150 De Havilland Mosquitos y cientos de Hurricanes y
Spitfires.
Finalizado el conflicto pasó a desempeñarse en
el Armament Experimental Establishment para luego pasar a ocupar el
cargo de ingeniera senior de desarrollo en Fairey Aviation en 1953 donde
participó en vuelos de prueba de distintos aviones, entre ellos el piquete
radar (Air Early Early Warning) Gannet destinado a la Armada
Real
.
Participó en carreras organizadas por el Royal Aero Club. A
comienzos de los sesenta dejó Fairey para pasar al Ministerio de Aviación
y trabajar en planes concernientes a material civil y militar y un
Centro de control civil de tráfico aéreo. Después de un breve paso por la
Inspección de Operaciones de Vuelo de la Autoridad de la Aviación Civil
pasó a desempeñarse en Sperry Aviation.
Mostró un firme apoyo al proyecto que dio
lugar al supersónico Concorde. En 1992 calificó como piloto de helicóptero, pero
tres años más tarde, al cumplir 80, años decidió que sus tiempos de
volar habían terminado.
En lo que se refiere a sus actividades en el ATA consideró que ese
servicio no fue suficientemente reconocido, por lo que en 1971 publicó el libro
The forgotten pilots. Su autobiografía como Lettice Curtis
apareció en 2004. .
Obituario
aparecido en el Daily Telegraph
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